Carta de Ludwig van Beethoven a su Amada Inmortal

Ayer me regalaron el libro Hombres Ilustres, sus cartas de amor en el que se citan las cartas de ilustres Músicos, Pintores, Poetas, Monarcas, Científicos... a personas queridas, sobre todo a sus amadas...

Beethoven se llevó a la tumba el secreto de la destinataria de sus cartas. A su fallecimiento en 1827, se hallaron entre sus papeles, tres cartas de amor, dos de ellas escritas en un mismo día; por la mañana y por la tarde. La siguiente, a primera hora del día posterior. Todas ellas dirigidas a quien él llamaba su «amor inmortal». Nadie ha sabido identificar a esa enigmática mujer que ocupaba los pensamientos del artista, pero la importancia de su amor está reflejada en muchos acordes de su música. Se atreven a sugerir algunos nombres de la posible destinataria: la aristócrata Giulietta Guicciardi y sus primas Joséphine y Thérèse de Brunswick, de las que el músico estuvo enamorado sucesivamente, aunque el inferior estatus social de Beethoven provocó el desacuerdo de la familia candidata. No obstante, algunos atrevidos se han aventurado a señalar con el dedo a su cuñada Johanna como el amor inmortal del compositor, de ahí el enigma a desvelar su identidad.

Como ejemplo, dejo una de esas cartas de un 7 de julio... Pues me apasiona el número 7 y creo que es una de las mejores, sobre todo por ese final...


Buenos días el 7 de julio

Aunque sigo en la cama, mis pensamientos van hacia ti, mi Amada Inmortal, primero alegremente, después tristemente, esperando saber si el destino nos escuchará o no. Yo sólo puedo vivir completamente contigo y si no, no quiero nada. Sí, estoy resuelto a vagar por ahí, lo más lejos de ti hasta que pueda volar a tus brazos y decir que estoy realmente en casa contigo, y pueda mandar mi alma arropada en ti a la tierra de los espíritus. Sí, desgraciadamente debe ser eso.

¿Serás más contenida y prudente desde que conoces mi fidelidad hacia ti?

A ninguna más poseerá mi corazón, nunca, nunca. ¡Oh Dios! ¿Por qué tiene uno que ser separado de alguien a quien ama tanto?, y además mi vida es ahora una vida desgraciada. Tu amor me hace a la vez el más feliz y el más desgraciado de los hombres. A mi edad yo necesito una vida tranquila y estable, ¿puede existir eso en nuestra relación?

Ángel mío, me acaban de decir que el coche correo va todos los días, debo cerrar la carta de una vez y así podrás recibirla ya. Cálmate, sólo a través de una consideración calmada de nuestra existencia podemos alcanzar nuestro propósito de vivir juntos. Cálmate, ámame, hoy, ayer, qué lágrimas anhelantes por ti, tú, tú, mi vida, mi todo, adiós.

Continúa amándome, nunca juzgues mal el corazón fiel de tu amado.

Siempre tuyo
Siempre mía
Siempre nuestros

Fragmentos del libro en: esediciones

Información: Hombres Ilustres, sus cartas de amor. Concha Calleja. ESediciones.